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Es una sensación profunda y reconfortante sentir la presencia de Dios. Para muchas personas, esta conexión brinda paz, fortaleza y guía en momentos difíciles y de alegría. A través de la oración, la meditación o la reflexión, la sensación de estar acompañado por una fuerza superior puede ser una fuente de consuelo y esperanza.
Sentir la presencia de Dios es algo que puede transformar nuestras vidas de manera profunda. Esa conexión espiritual a menudo nos llena de paz, fortaleza y amor incondicional. Las experiencias de fe y la guía divina pueden manifestarse de diversas maneras, como en momentos de oración, en actos de bondad hacia los demás, o incluso en la naturaleza y la belleza del mundo que nos rodea.
Para muchas personas, la presencia de Dios es una fuente de consuelo en tiempos difíciles y de gratitud en momentos de alegría. Es un recordatorio constante de que no estamos solos y de que hay un propósito mayor en nuestras vidas.